domingo, 1 de febrero de 2009

A mi amigo canino


Mi perro está a punto de cumplir diez años de vida. Evidentemente, ya no es ningún jovenzuelo, aunque su singular alegría y agilidad hicieran parecer que los años no pasan por él. Sin embargo, en ocasiones no puedo evitar recordar la edad que tiene, y también reflexionar que ya la mayor parte de su vida ya pasó.

Eso me puso triste, y recordé cuando alguien me dijo la razón por la que no quería tener mascotas: por el sufrimiento que le causaría verlo morir. Si, es un paso doloroso, pero aquí lo que vale la pena resaltar es todo el tiempo de alegría que nos puede proporcionar.

Si siempre vas a estar pensando cuando muera, jamás gozarás el tiempo que vivirás con él. Una mascota es un buen amigo, fiel y leal, que de alguna manera puede llegar a sacarte una alegría cuando te encuentres triste, o por lo menos te sirve de consuelo el estarlos acariciando; pocas terapias son tan efectivas como esas.

Así que en vez de seguir pensando en cuanto tiempo le queda de vida, mejor voy a seguir disfrutando que sigue aquí, hasta el día que tenga que partir. Ese día le daré gracias por todo, por ser el mejor amigo del hombre.